Todos los que amamos el campo y respetamos la caza, sabemos que el furtivo no es un cazador. Se podría definir como alguien que utiliza la practica de la caza de manera delictiva para la consecución de un fin ilegal concreto.
Según el diccionario de la lengua española, furtivismo es la "acción de cazar o pescar sin permiso en un coto vedado". Pero en realidad es mucho más que eso porque detrás de esta práctica se esconde un lucrativo negocio manejado por personas sin escrúpulos -en algunos casos, los propios cazadores- o por grupos organizados que buscan obtener "trofeos" -cuernos, colmillos, cabezas o el cuerpo entero para disecar de ciertos animales para su venta en un mercado, por lo que se ve, bastante floreciente, y en el que las especies más codiciadas son la cabra montés, el rebeco, el venado y el corzo.
Las operaciones contra el furtivismo que más trascienden e impactan a la opinión pública son las cometidas en el monte. Generalmente, los furtivos son individuos que actúan de noche, utilizando escopetas con silenciador, sofisticados equipos de visión nocturna y útiles para el posterior despiece de sus víctimas, Aunque otro de los métodos que utilizan es el cepo de alambre, camuflado entre matorrales. Al pisarlo, el animal queda aprisionado por una de sus patas e inmovilizado. Además de no poder defenderse, sufren graves infecciones en las heridas o mueren desangrados.

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